FELICIDAD Y TRABAJO

FELICIDAD Y TRABAJO

lunes, 27 de octubre de 2014

LA LEY DEL MONTE EVEREST



En 1935, Tenzing Norgay, de veintiún años de edad, hizo su primer viaje al Monte Everest. Trabajó como porteador para un equipo inglés de montañistas. Como un sherpa nacido en las altas montañas de Nepal, Tenzing había experimentado la atracción de la montaña desde la vez que los occidentales empezaron a visitar el área con la idea de escalarla. El primer grupo había llegado en 1920. Quince años después, los escaladores seguían tratando de ver cómo podían conquistar el monte.
     Lo más lejos que esta expedición había logrado llegar era al Col North que estaba a una altura de unos 7,300 metros. (Una col es un área plana que se extiende a lo largo de una cordillera entre las cimas de las montañas). Fue justo debajo de esa planicie que el equipo de escaladores hizo un sorprendente descubrimiento. Dentro de una tienda despedazada por el viento había un esqueleto con algo de piel congelada cubriendo los huesos. Estaba sentado en una extraña posición, con un pie descalzo y los lazos de la otra bota que seguía cubriendo el pie, entre los dedos.
     La práctica de escalar montañas no está hecha para los débiles del corazón porque entre los lugares más inhóspitos de la tierra se cuentan las altas montañas. Por supuesto, eso no ha impedido que siempre haya quienes aspiren a conquistarlas. En 1786, los primeros escaladores llegaron a la cumbre de la montaña más alta de Europa, el Mont Blanc, en Francia. Aquello fue toda una proeza. Pero hay una gran diferencia entre escalar la cumbre más alta de los Alpes de 4,800 metros y escalar el Everest, el pico más alto del mundo con 8,850 metros, especialmente antes que se dispusiera del moderno equipo que existe hoy día. El Everest es increíble. La altitud incapacita incluso a los más experimentados escaladores. Y el clima es cruel y no perdona. Los expertos creen que actualmente permanecen en la montaña los cuerpos de 120 escaladores que fracasaron en su intento.
     En 1953, Tenzing se embarcó en su séptima expedición al Everest con un grupo británico dirigido por el coronel John Hunt. Por entonces, a Tenzing no solo lo respetaban como cargador que era capaz de llevar sobre sus hombros pesos enormes hasta grandes alturas, sino también como un montañista y como un experimentado miembro de la expedición, un honor poco usual para un sherpa. El año anterior había llegado a una altura de 8,608 metros con un equipo suizo. Hasta ese momento, había sido lo más cerca de la cima que ser humano alguno hubiera llegado.
     El grupo británico nombró a Tenzing jefe de los porteadores. Tendría que contratar, organizar y dirigir a los cargadores. No era aquella una tarea sencilla. Con la esperanza de conseguir que al menos dos personas pudieran ir desde la base del campamento hasta la cima, el equipo hizo el intento con diez escaladores de alturas, incluyendo a un neozelandés llamado Edmund Hillary. En conjunto, los hombres tendrían que cargar dos y media toneladas de equipo y alimentos. Estas cosas no podían ser llevadas a la base de la montaña ni en camiones ni por aire. Tendrían que cargarlas hasta la base del campamento hombres y mujeres desde Katmandú, a 290 kilómetros de allí, por un camino que subía y bajaba por los contrafuertes del Himalaya y sobre ríos que tendrían que atravesar por puentes construidos con cordeles y tablas. Tenzing tendría que contratar entre doscientas y trescientas personas solo para que llevaran la carga lo más cerca posible de la montaña.
     Ellos aprovecharon al máximo la oportunidad que se les brindaba. Y el 29 de mayo de 1953, Tenzing Norgay y Edmund Hillary lograron lo que hasta entonces ningún otro ser humano había alcanzado: ¡Pararse en la cima del Monte Everest, el pico más alto del mundo!
     ¿Podrían haberlo hecho solos Tenzing e Hillary? La respuesta es no. ¿Podrían haberlo logrado sin la ayuda de un gran equipo? De nuevo, la respuesta es no. ¿Por qué? Porque a medida que el desafío crece, la necesidad de un trabajo en equipo aumenta. Esa es la ley del Monte Everest.

     Quizás nosotros no seamos escaladores ni tengamos la menor intención de intentar llegar a la cima del Everest. Pero supongo que tendremos algún sueño. Esto lo digo con bastante seguridad porque sé que todos, muy dentro de nosotros, tenemos uno, aunque aun no lo hayamos definido muy bien. Si usted tiene un sueño, necesita un equipo para hacerlo realidad. ¿Cómo hacer para formar un equipo? Creo que la mejor manera de comenzar es haciéndose tres preguntas: ¿Cuál es mi sueño? ¿Quién integra mi equipo? ¿Cómo deberá ser mi equipo ideal?

LAS CLAVES DE STVE JOBS SOBRE EL ÉXITO, SEGÚN WALTER ISAACSON (*).


1)      Focalizate : “Decidir qué no hacer es tan importante como decidir qué hacer”, le confió Jobs a Isaacson. Y el autor cuenta que cuando Jobs regresó a Apple en 1997, detuvo la producción de la cantidad de productos que tenían planeados y pidió que se concentraran en sólo cuatro. 2)      Simplifica: Steve Jobs tenía la habilidad de enfocarse, acompañada del instinto de simplificar las cosas hasta llegar a su esencia, y eliminar aquellos componentes innecesarios. Isaacson destaca una frase del primer folleto de Apple: “la simplicidad es la mayor sofisticación”.
3)      Asume  toda la responsabilidad : Apple ha tomado la responsabilidad absoluta de la experiencia del consumidor, gracias a que Jobs entendió y aplicó la importancia de que todo el software y hardware de los productos de Apple pertenecieran a la compañía, y así funcionaran en perfecta sintonía familiar. “Las personas tienen otras cosas que hacer que pensar cómo integrar todas sus computadoras y dispositivos”, dijo Jobs.
4)      Si te quedaste atrás, da un salto: ¿De dónde surgió la idea de Jobs de transformar la industria de la música? Del hecho de haberse quedado atrás en la era de los CDs. Lo que decidió para tomar la delantera en lugar de quedarse atrás, fue crear un sistema integrado que permitiera a los usuarios comprar, compartir, gestionar, guardar, y reproducir su música mejor que cualquier otro dispositivo. Sin necesidad de quemar CDs.
5)      Prioriza los productos antes que las ganancias: Cuando Jobs y su equipo en los años ochenta decidieron diseñar la original Macintosh, no pensaron precisamente en el dinero que ganarían, ni el que gastarían en hacerla… Lo importante era crear un producto “increíblemente grandioso”.
6)      No seas esclavo de los focus group: “Los consumidores no saben lo que quieren hasta que se lo mostramos”, dijo Jobs.  Así queda claro que no estaba obsesionado con conocer la opinión de los consumidores de antemano, a través de encuestas o focus groups. Porque no es lo mismo ocupar en profundidad de lo que los consumidores quieren, que preguntarles constantemente qué es lo que quieren.
7)      Dobla la realidad: Los colegas de Jobs sabían muy bien que más allá de sus formas, finalmente él conseguía que realizaran lo mejor de su desempeño, incluso yendo más allá de lo que ellos hubieran considerado posible. Isaacson rememora la anécdota en que Jobs presionó a su amigo Steve Wozniak para crear un juego llamado Breakout. Si bien Wozniak dijo que le llevaría meses, Jobs insistió en que podía hacerlo en cuatro días. Y así fue.
8)     Diseña : Uno de los legados que Jobs recibió de su mentor Mike Markkula fue el poder del  “diseño”. Y de hecho se convirtió en una de las doctrinas de Jobs. ¿De qué se trata? Jobs sabía que la gente se forma una opinión acerca de un producto o compañía, basada en lo que ve: presentación ( packaging) . Por ello, el excelente diseño era imprescindible para Jobs y para Apple.
9)      Impulsa la perfección: Podría decirse que durante el desarrollo de todo producto de Apple, Jobs presionaba una especie de “botón imaginario de pausa” y volvía en el tiempo para revisarlo una y otra vez, hasta que estuviera perfecto. Fue el caso de las tiendas Apple, cuyo lanzamiento fue retrasado hasta que Jobs se aseguró que estuvieran reorganizadas no sólo por categorías sino también por actividades.
10)   Tolera sólo a los “números uno”: La fama de Jobs por su impaciencia y manera dura de tratar a quienes lo rodeaban, es bien conocida. Pero  tal vez no está tan difundido el hecho de que esa forma de ser y hacer provenía de su pasión por la perfección, y su deseo de trabajar sólo con los mejores.
11)   Involucra el “cara a cara”: Tan paradójico como pueda sonar, el líder de una de las marcas por excelencia de la era digital, era un fiel creyente de las reuniones cara a cara. “Hay una tentación en las redes de trabajo de nuestra era, de pensar que las ideas pueden ser desarrolladas por e-mail o por chat”, explicó a Isaacson.
12)   Conoce el gran panorama y los detalles: Una de las pasiones de Jobs era no sólo prestar atención a lo macro, sino también a lo micro. Uno de los ejemplos que ofrece Isaacson es que en el año 2000 tuvo la visión de crear un “centro digital” donde los consumidores pudieran gestionar su música, videos, fotos, etc.  Primero se introdujo en la creación de los dispositivos personales como el iPod y luego el iPad. Y en 2010, presentó la estrategia sucesora de un “centro” que estaría alojada en la “nube”.
13)   Combina las humanidades con las ciencias: Jobs tuvo la habilidad de conectar algunos extremos que parecerían opuestos: las humanidades con las ciencias, la creatividad con la tecnología, el arte con la ingeniería. Y confesó a Isaacson “De niño siempre pensé en mí como una persona de humanidades, pero me gustaba la electrónica”.
14)   Mantente hambriento, mantente inquieto : De acuerdo a Isaacson, Jobs se mantenía hambriento e inquieto  a lo largo de toda su carrera. ¿De qué forma? Asegurándose que el aspecto de negocios y su costado de ingeniero, siempre fueran complementados por un lado inconformista, hippie, de sus días rebeldes en los años sesenta, cuando formó parte de una generación que combinó  por un lado a hippies y a geeks de Silicon Valley.





[1] A sólo dos semanas de la muerte de Steve Jobs, el 5 de octubre de 2011, Walter Isaacson CEO del Aspen Institute, periodista, y reconocido autor de biografías, publicaba una de las biografías quizás más mencionadas del mundo, convertida rápidamente en un best seller

Compasión

La compasión es la esencia de la vida espiritual y la práctica principal de aquellos que dedican su vida al logro de la iluminación. También es la raíz de las Tres Joyas: Buda, el Dharma y la Sangha. Es la raíz de Buda porque los Budas nacen de la compasión; es la raíz del Dharma porque los Budas imparten enseñanzas de Dharma motivados por su compasión por los demás; y es la raíz de la Sangha porque si escuchamos las enseñanzas de Dharma impartidas con compasión y las ponemos en práctica, nos convertiremos en Sangha o Seres Superiores. ¿Qué es la compasión? La compasión es la mente que siente aprecio por los demás y desea liberarlos de su sufrimiento. En ocasiones, deseamos que una persona se libere de su sufrimiento por motivos egoístas; esto ocurre a menudo en las relaciones basadas en el apego. Por ejemplo, si nuestro mejor amigo está enfermo o se siente deprimido, deseamos que se recupere lo antes posible para volver a disfrutar de su compañía, pero esto es un deseo egoísta, no verdadera compasión. Para sentir verdadera compasión debemos estimar a los demás. Aunque tenemos cierto grado de compasión, esta es limitada y parcial. Cuando nuestros familiares y amigos están sufriendo, sentimos lástima por ellos con facilidad, pero nos resulta más difícil sentir lo mismo por las personas que nos resultan desagradables o por los desconocidos. Además, sentimos compasión por los seres cuyo sufrimiento es evidente, pero no por los que disfrutan de buenas condiciones ni por los que cometen acciones perjudiciales. Si de verdad deseamos que madure nuestra semilla de Buda y alcanzar la iluminación, hemos de aumentar el ámbito de nuestra compasión hasta abarcar a todos los seres sintientes sin excepción, al igual que una madre es compasiva con sus hijos aunque hagan travesuras. La compasión universal es el corazón del budismo mahayana. A diferencia de nuestra “compasión limitada”, que sentimos de vez en cuando de manera espontánea, la compasión universal ha de cultivarse practicando la meditación permanentemente. Para mayor información sobre la compasión, véanse Ocho pasos hacia la felicidad, Compasión Universal, y Tesoro de contemplación.


 http://kadampa.org/es/reference/compasion/?gclid=CPW61tO76r0CFUYV7AodAGwAnA. El siguiente fragmento ha sido extraído del libro Transforma tu vida del venerable Geshe Kelsang Gyatso.

jueves, 23 de octubre de 2014

La Felicidad


La felicidad es un estado del ánimo que supone un nivel específico de  satisfacción. Quien está feliz se siente a gusto, contento y complacido. El concepto de felicidad es subjetivo y relativo. No existe un índice de felicidad o una categoría que sea necesaria alcanzar para que considerarse feliz. Desde un punto de vista biológico, la felicidad es el resultado de una actividad neural fluida, donde los factores internos y externos estimulan el sistema límbico.
La  Psicología Positiva ha venido revolucionando  el concepto de felicidad y señala el camino para conseguirla. El doctor Martin Seligman, hace una década quien desarrollo  el concepto de "optimismo aprendido,"  considera como parte de  las fortalezas humanas,  aquellos aspectos que nos permiten aprender, disfrutar, ser alegres, generosos, serenos, solidarios y optimistas.

Basándose en innovadoras investigaciones, Seligman sostiene que la auténtica felicidad no solo es posible, sino que -lejos de depender de la suerte y de los genes- puede cultivarse identificando y utilizando muchas de las fortalezas y rasgos que ya se poseen. Aplicando estas "fortalezas personales" en los ámbitos cruciales de la vida, se pueden desarrollar  protecciones naturales contra el infortunio, la depresión y las emociones negativas, que ubicarán la  vida en un plano nuevo y más positivo. Estos conceptos son expuestos por el Doctor Seligman en su libro  “la auténtica felicidad” en el cual se  proporcionan  una serie de tests que permiten reconocer  rasgos y fortalezas característicos. La lección más trascendente de La auténtica felicidad estriba en que al identificar lo mejor de nosotros mismo y desarrollar esos aspectos, podemos mejorar sensiblemente nuestra vida y la de cuantos nos rodean.